En la tierra de los caracoles y la niebla, el día 19 de octubre de 2008, la capital del Pla d'Urgell celebró su ya contrastada media maratón. Hay que destacar que esta fue la primera media maratón que hicimos (el año pasado) y por tanto, este año ya sabíamos mejor a que nos enfrentábamos. Como novedad la organización de este año, colocó liebres para que la gente los pudiera seguir e intentar alcanzar sus objetivos. Como comprobareis después esto nos pasó factura. En esta cursa, ya que teníamos bastantes ganas, nos planteamos seguir a la liebre de 1:40:00, y en función de cuando viniera la pájara seguir a ese ritmo o dosificar.
Así pues, con el objetivo claro y con insuficientes piernas para lograrlo nos plantamos en la salida y empezamos a seguir a la liebre de 1:40:00. Esto equivale a hacer cada km a 4:45. Sólo empezar la liebre hizo honor a su nombre, y salió flechada a ritmo de 4:30-4:35, al llegar al Km 3, Quique comentó que ese no era nuestro ritmo y que se ponía a 4:45, yo por mi parte decidí seguir un poco más. Con las piernas calientes y de mal humor por el cansancio y porque la liebre me estaba cebando. Llegamos al KM 7. y ahí vi clarísimo, que a ese ritmo no iba a durar mucho, así que aplique mi máxima en el mundo del runner “ Más vale un fracaso estrepitoso en el objetivo, que un resultado mediocre” por tanto, decidí pegarme la liebre hasta que los kilómetros y la pájara me obligaran a ceder. Llegamos al Km 10 y pasé a 46:13 minutos, con lo cual, había hecho mi mejor tiempo en 10 Km (la suerte estaba echada, no tardaría mucho en caer). Al llegar al KM 11, me fui quedando metro a metro del grupo con el que iba, aguanté la distancia durante 500 metros pero allí me fundí. Del Km 12 al 17 experimenté mi propio calvario y bajé el ritmo a 5:30. Así fueron pasando los Km con la sensación del corredor de fondo tocado, la lucha entre la sensatez de parar y rehacerse y la voluntad de seguir (ritmo lento pero mejor que parar). Decisión fácil ahora y complicada cuando corres. Hacía mucho calor y ya iba cebado, iba mirando hacia atrás a ver si llegaba Quique. A partir del 17 fui un poco mejor, en el Km 20 vi como se acercaba la liebre de 1:45:00, así que aceleré lo que pude para bajar de ese tiempo. A 300 metros de la meta estaban viendo la carrera los dos Arturos (padre e hijo, gracias por venir), me animaron y les dije “vaya pájara llevo” y ya llegué a la meta. Tiempo final 1:44:45, en el computo global no está mal. Esperé en la llegada a que llegará Quique y éste lo hizo con un tiempo de 1:49:21, también sufrió lo suyo debido al ritmo del principio y al calor agobiante. Así que acabamos la carrera como la tierra donde estábamos arrastraos como los caracoles y cegados por el cansancio como por la boira.
Después de esta buena experiencia lo celebramos con una caracolada y una botella de vino, cortesía de Antonio de Mollerussa (gràcies per tot) que organizaba la cursa, nos alojó ese día y nos trató de coña.
http://mollerussa.ddl.net/esports/mitja/index.html
